Origami, figuras de papel que cautivan al mundo

El origami no es un mero pasatiempo. Es un arte espiritual con siglos de historia. El origami es la capacidad de crear bellas esculturas a través de la consecución de pliegues en un papel. Y por supuesto, como todo lo que rodea a la cultura zen, el origami tiene un profundo trasfondo espiritual.

El origami llegó a Japón procedente de China en el s.VI, y rápidamente se integró dentro de la cultura y la tradición japonesa. En un primer momento, el origami era un arte reservado sólo a las clases más altas de la nobleza, debido a la escasez del papel y, por supuesto, a su alto precio.

ORIGAMIPor ello, eran los nobles quienes recurrían al origami para presentar sus ofrendas en las distintas ceremonias religiosas. En sus orígenes, y debido a su marcado carácter espiritual, el origami recreaba la naturaleza, que como hemos visto en el caso del haiku y del ikebana, es la máxima expresión de lo divino en la cultura japonesa. Esta es la época de las grullas de origami, de las mariposas, de las libélulas, de las ranas… Sin embargo, lo que realmente hace especial al origami es que su fisonomía en papel no es un detallea del elemento o del animal que representa, por lo que al elaborarlos, lo que se pretende es simbolizar su espíritu mismo. Al igual que en el caso de la poesía haiku, el significado de las cosas reside en las ausencias, en lo no expresado.

Si analizamos el término origami, comprobamos que su significado parte de los vocablos “oru” (plegar) y “kami” (papel); pero este término ha variado a lo largo de la historia. De hecho, en los albores de su introducción en Japón, el origami era denominado con el término “kami”, algo que lo hacía doblemente especial, porque este vocablo no sólo se utilizaba para designar al papel, sino que es homónimo también de aquel que representa a los espíritus de los dioses.

Según el papel se fue abaratando y el origami se fue extiendo al resto de clases, el término “kami” fue perdiendo ese significado espiritual y pasó a adquirir una relevancia más terrenal, representada en el término orikata (ejercicios de doblado). Éste se mantuvo hasta el s.XIX cuando el origami recibió la denominación que conocemos hoy en día.

Cabe destacar que, para conservar la integridad del elemento, el origami no admite cortes en el papel, sino que tienen que ser las manos y la habilidad humana quienes lo moldeen mediante dobleces hasta obtener su forma final.

Origami y meditación

Tal y como hemos vistos en otras artes de la cultura japonesa, el origami es un momento íntimo en el que el que lo practica entra en un proceso mental que le aporta calma y paciencia y le hace más consciente de su presencia en el universo. Este mecanismo favorece además la expresividad y el desahogo emocional, la atención, el autoconocimiento y la relajación.

Origami y educación

Más allá de las virtudes espirituales del origami, pronto se apreció su gran conexión con la geometría y las matemáticas, lo que le llevó a atravesar las aulas de medio mundo como método educativo. Sin embargo, algo que nace como un conocimiento popular en el que los padres transmitían a los hijos sus habilidades y éstos las desarrollaban e introducían a su vez nuevos elementos se convirtió en un proceso estandarizado basado en la repetición, perdiendo así su esencia y su mayor valor pedagógico. Así, hoy en día la presencia en las aulas del origami es más escasa. Sin embargo, su fuerte conexión con las matemáticas sí le ha valido para comenzar una nueva era, en la que los programas informáticos desarrollan nuevas formas hasta ahora inverosímiles.

Y tú, ¿quieres contar con un origami que dure toda la vida? Consulta nuestra colección de figuras, las que este arte ancestral se recrea en esculturas de fina porcelana.

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