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Wabi-Sabi

La filosofía japonesa conocida como Wabi-Sabi, encuentra la belleza en lo imperfecto, en aquello inacabado o defectuoso.

Este modo de comprender la realidad se puede aplicar a cualquier ámbito de la vida, pero sobre todo en el arte y en el concepto estético. Pequeños objetos cotidianos adquieren gran belleza si son creados a partir de la filosofía del Wabi-Sabi.

La idea de apreciar la belleza desde un ángulo diferente, donde la imperfección puede ser resaltada como una característica única y hermosa, ha calado cada vez más en occidente, donde objetos artesanales de estilo oriental que encierran sencillez y exclusividad en sí mismos, cada vez son más codiciados.

Un ejemplo para entender la filosofía del Wabi-Sabi aplicada al arte, lo podemos encontrar en el ‘Kintsukuroi’, una técnica japonesa que rellena con plata u oro las grietas de objetos rotos. De esta forma, resalta los defectos, los acentúa haciéndolos bellos, en vez de intentar camuflarlos.

La idea que subyace es una filosofía positiva, de superación, en la que lo frágil puede ser reparado, algo que aplicado a la vida, nos hace más fuertes.

Las delicadas tazas de té y el ritual que encierran, entroncan directamente con el Wabi-Sabi. En Japón existe una leyenda datada en el siglo X que cuenta la historia de un joven aprendiz llamado Rikyu. Deseoso de aprender los rituales de la ceremonia del té, contactó con el gran maestro Takeno Joo, que puso a prueba al aprendiz, haciéndole cuidar un jardín. Rikyo lo barrió, lo limpió y lo cuidó hasta dejarlo perfecto. Pero antes de finalizar, incluyó un pequeño detalle: sacudió el tronco de un cerezo y algunas de sus flores quedaron esparcidas por el suelo. Este detalle que rompía de forma delicada y natural la perfección del jardín, convenció al maestro. Rikyu había comprendido la esencia de la filosofía Wabi-Sabi.

Muchos diseños han interiorizado la idea del Wabi-Sabi, por lo que objetos como platos, tazas, jarras, botellas, etc. se transforman en originales y artesanales piezas de arte dotadas de una belleza exótica y diferente a todo lo que es creado como un producto en cadena, prefabricado.

Como comentábamos al principio, la idea del Wabi-Sabi, llega a ser un modo de vida donde la filosofía zen de disfrutar y apreciar la sencillez de las cosas, alcanza a todo lo que nos rodea: a pequeños objetos, pero también a la capacidad de disfrutar de lo natural, del campo, de una sencilla ensalada elaborada con productos naturales, del sonido de la lluvia, de la superación personal o de tomar un té en una pequeña y delicada taza oriental.